Nuestro París |
Cuando regresamos de Río, creo que en septiembre del 75, alquilamos rápidamente un departamento en el 24 de la Rue Juge. Como en Rio habíamos vendido nuestros muebles, pasamos el primer invierno armando la casa, lo que incluyó la fabricación de sofás, mesas y baúles durante sábados enteros dado que en aquellos años aún no se habían inventado esos negocios tipo Ikea que venden muebles "genéricos". Algunos de esos muebles caseros todavía nos acompañan. |
El edificio de la R. Juge era nuevo nuevo, es decir que nosotros estuvimos entre los primeros ocupantes. Tenía, ¡maravilla!, un garage, así que por primera vez en la vida iba a poder estacionar el coche sin tener que dar seis vueltas manzana. No sabía que ese placer iba a durar poco y que nos llevaría un cuarto de siglo adicional reencontrarnos con eso de dormir encima del coche. La R. Juge es una calle pequeña, corta y sumamente tranquila, paralela al boulevard de Grenelle. |
En esa época frente a casa aún había un "bougnat", que ya no está. El bougnat era un pequeño despacho de bebidas, muy modesto, donde además se vendía carbón. La palabra bougnat es una contracción de charbonnier y de auvergnat, es decir un carbonero que procede de la región de Auvergne, en el centro de Francia. Tal parece que años atrás los auvergnats eran tan pobres como los suizos, es decir muy. Sí se conserva la farmacia de la vuelta, que en la época pertenecía a un tal Bénichou. Supongo que Bénichou hizo una fortuna vendiéndonos vacunas y Bactrim para los cuatro y ahora disfruta de su merecida jubilación. |
Al final de la R. Juge está la Rue du Commerce, que en la época era más carnicera y verdulera pero que ahora, a 6000 euros el metro, se aburguesó bastante. Algo que salta a la vista y que devuelve la fé en el futuro del ser humano es que, por todas partes, los autos tienen cada vez menos espacio. |
El barrio giraba alrededor de la esquina de la Av. de La Motte-Picquet y el Bd. Grenelle, con una estación de metro muy característica. El metro ahí corre elevado sobre Grenelle y cruza el Sena por un puente de dos pisos, carretero y ferroviario, para volver a meterse bajo tierra en las barrancas del lado de Passy. En ese trámite, justo antes de meterse bajo tierra, el metro pasa frente a una casa donde transcurría la escena de la manteca entre Marlon Brando y María Schell en el Último Tango en París, lo que atraía numerosos turistas. Los que no sepan de qué estoy hablando, pregúntenselo a sus padres o abuelos. |
Caminando por La Motte-Picquet, que es una calle muy animada, se pasa al lado del Village Suisse, que es una suerte de centro comercial de anticuarios. |
Siguiendo por La Motte-Picquet se llega a la Escuela Militar. Desde ahí se abre el Champ de Mars que es un jardín muy amplio que está rematado en el otro extremo por la Tour Eiffel, el Sena y, cruzando, los jardines de Trocadéro. Esos jardines del Champ de Mars eran terreno de paseo y de pastura frecuente de Paul y Flor en aquellos tiempos. Cuenta la historia que ahí una vez Flor desapareció de la vista y Coyi la descubrió de la mano de una mujer que se la llevaba. |
La placita donde jugaban los chiquis en el Champ de Mars también está igual. Siempre en el mismo plan: todo está conservado y renovado, inclusive los árboles, pero dentro del mismo estilo. |
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Vaugirard: |
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