¡Ah! ... concagua3a. etapa: una vuelta por Shile, a la ciudad de Los AndesDespués de la caminata en el Parque provincial seguí viaje a Chile, a la ciudad de Los Andes, a ver si era verdad que ahí quedan algunos vestigios del venerable Ferrocarril Trasandino. Y esto es lo que se resultó ser: |
Para ir a Chile desde Puente del Inca por medios institucionales, es necesario retroceder unos 70 km. rio abajo hasta Uspallata, ya que los autobuses internacionales no tienen otra parada antes de la frontera. Entonces hubo que proceder de modos alternativos, como dicen. En los tiempos antiguos, cuando había más oxígeno en la cordillera, el paso fronterizo estaba en la villa de Las Cuevas, a unos 12 km. de Puente del Inca. |
Es decir que allí estaban la Gendarmería, la policía de fronteras, la Aduana y la estación de cambio de locomotoras del ferrocarril (En Chile el ferrocarril tenía tracción eléctrica). Había por lo tanto una considerable hostería y una cierta población fija. Ahora existen dos puestos fronterizos en zonas más despejadas, ambos binacionales de modo que los viajeros hacen todos los trámites bajo un mismo techo. El de la foto es el que se usa para el tráfico desde Chile hacia Argentina , que se encuentra vecino a Puente del Inca. |
El otro puesto, el de Libertadores, se encuentra en Chile y es el que se usa para el tráfico hacia Chile. |
En Las Cuevas nacen ambos túneles internacionales: el carretero, que es el que está en uso, y el ferroviario que está cerrado y que se conserva, según cuentan, como camino alternativo. Para ir a Chile tomé en Puente del Inca un bus local que me llevó hasta el peaje del túnel. Ahí hice dedo y un camión me cruzó hasta el puesto de Libertadores. En el puesto fronterizo hice mis trámites y conseguí, finalmente, un autobús que me llevó hasta Los Andes. |
Del otro lado de la frontera el descenso desde el Portillo por la cuesta de Juncal es vertiginoso!, caracoles y más caracoles. Ahí se pierde de vista el trazado del ferrocarril que supongo que hacía un rodeo importante para franquear el gran desnivel. |
En Chile el ferrocarril está totalmente abandonado y saqueado entre la frontera y el pueblo de Rio Blanco, a mitad de camino hacia Los Andes. A partir de ahí las vias, de trocha métrica, están aún en uso por los trenes de carga que bajan mineral de cobre concentrado desde la mina de Saladillo hasta Los Andes. |
Llegado a Los Andes lo primero que hice fue tratar de encontrar mi locomotora. Nadie estaba al tanto de nada hasta que al final apareció, albergada en la maestranza, es decir los talleres de mantenimiento del ferrocarril de la mina de cobre de Saladillo |
Ahí se encuentra, junto con otras piezas antiguas pertenecientes al antiguo Trasandino. El estado de conservación es pasable. La máquina no está en estado de marcha pero no parece haber muchas piezas faltantes. |
La locomotora Kitson-Meyer estaba especialmente diseñada para las pronunciadas curvas y pendientes del Trasandino. La foto muestra el tipo de curva que el tren encontraba. Para formarse una idea del radio hay que tener en cuenta que la trocha es de 1 metro. |
En cuanto a las pendientes, la locomotora tiene un doble sistema de tracción: convencional por fricción y por cremallera, en el que una rueda dentada que se encuentra en medio de la máquina se engrana con un riel dentado que se encuentra entre ambos rieles normales en las zonas de mayor pendiente. |
La locomotora tiene cuatro cilindros, dos adelante con 8 ruedas motoras y dos atrás con 6 ruedas. Los depósitos de agua se encuentran en los lados de la máquina en lugar de usar un tender, a fin de contar con mayor peso y, por lo tanto de mayor adherencia. |
Según me contaron, el material que se encuentra en el taller está bajo el cuidado de un profe de Valparaíso que lo restaura y mantiene con los no demasiados recursos que consigue y su trabajo personal. |
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La necesidad de potencia parece haber motivado esta solución para mejorar el tiraje aprovechando los vientos. Igualmente el hogar de la locomotora es muy grande en relación con el tamaño de la máquina, con el piso que llega casi al nivel de las vias. |
El coche de pasajeros de la foto está tambien en proceso de restauración. Me dijeron que el interior, que no pude visitar, está restaurado de época. No así la parte rodante donde se pueden ver algunos elementos modernos. Según me contaron esto se debe a que existe el proyecto de hacerlo circular por la red y para eso debe satisfacer ciertas normas técnicas actuales. |
A mi me gusta creer recordar que en el salvaje viaje del año 64 viajé entre Polvaredas y Punta de Vacas en un coche de esos, pero no me jugaría la cabeza sobre la cuestión. |
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Pero la sorpresa fue el artefacto de la foto, que es una dantesca barrenieve a vapor. Parece especialmente diseñada para mantener expedito el camino al infierno en toda época del año. La máquina tiene su propia caldera y un motor a vapor. Pero el motor sirve solamente para accionar la pala frontal, ya que la máquina no se traslada por sí sino que avanza empujada por una locomotora |
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Este es el diabólico quemador, por fuera ... |
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... y por dentro. Supongo que en el infierno lo mandan a uno a hacer tal o cual reparación aquí mientras la máquina está en funcionamiento ... |
El artefacto funciona como una pala centrífuga, con la salida de nieve por una abertura en la parte de arriba. |
Nunca me tocó ver un artefacto moderno parecido pero parece haber aparatos de éstos restaurados como muestra la foto donde se ve una máquina idéntica pero autopropulsada. |
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Mientras armaba esta página resultó que encontré esta foto de época de la barrenieve en el campo, donde se la ve empujada por dos locomotoras. La foto forma parte del libro de Claudio Maíz "Unir lo Diverso" editado por la Universidad Nacional de Cuyo y catalogado en Google. (La foto pertenece a la página 186) |
Para terminar con la historia ferroviaria, una visita a la estación de pasajeros de Los Andes, que era el punto de transferencia entre el Trasandino y los ferrocarriles centrales de Chile, de trocha ancha. |
Como ya no hay servicios de pasajeros, una mitad del edificio, que es relativamente moderno, sirve como terminal de ómnibus. La otra mitad está abandonada. Sin embargo el hall central, con la oficina de la boletería y su mural alegórico aún pueden apreciarse. |
Y c'est fini con los trenes. ¿Nos fuimos a Cuba? No!, seguimos en Los Andes. Claro, el caótico cableado telefónico según normas británico-chilenas lo delata. |
La elección de colores de este dormidero es admirable, por fuera ... |
... y por dentro. Usted dirá que estoy loco, y tendrá razón, pero yo creo que este cuarto tiene una "condición Matisse". |
Lo que no tenía ninguna condición era la ducha, pero dormir una noche en la chambre Matisse bien lo vale. |
Los Andes tiene sus sorpresas, y si no dígame lo que piensa de esta antigua peluquería donde quién sabe qué estrella de los años 50 lo recibe a uno mirándole a los ojos. |
(Si quiere espiar en las intimidades del lugar, pídame la foto con mayor resolución) |
Y así cierro el relato con una foto tomada al vuelo desde el autobús en el camino de regreso. |
(Si fuera rico haría algún intento de comprar o alquilar un viaducto así para construirme ahí, sobre el viaducto, una cabaña con grandes vidrios) |
Y esto es todo. Si quiere regresar a las etapas anteriores cliquee en las fotitos de abajo o cliquee aquí para regresar a mi página principal donde se publican más relatos de viajes y otras cosas ... |