Después del periplo histórico me quedaba un par de horas antes de tener que ir al aeropuerto. Así que aproveché para ver algo que sí es nuevo desde nuestra época: la pirámide del Louvre.

El RER me llevó hasta la antigua estación de Orsay, hoy transformada en un museo cuya visita quedó para la próxima. El edificio luce como nuevo. En nuestra época pasó años de obras ya que la antigua estación de trenes fué mudada al subsuelo.

Cruzando el rio por la pasarela que dá a las Tullerías enseguida salta a la vista que el Grand Palais luce con su techo totalmente nuevo. El Grand Palais fue construído junto con la Tour Eiffel para la exposición universal de 1889.

Rio arriba todo se ve como siempre salvo el agua del río, que luce bastante más translúcida que en nuestros tiempos.

Tampoco se ven cambios en las Tullerías hasta que entramos en los jardines:

Lo primero que aparece es esta rueda. Supongo que la vista desde ahí arriba debe ser muy linda. A mi modo de ver la rueda queda bien porque es muy ligera y no tapa la luz ni las fachadas. Ojalá que la dejen.

Y esta es la famosa pirámide del Louvre vista a traves del arco del Carrousel

Es tan transparente y el color de la estructura tan parecido al gris de los techos que realmente se complementa muy bien.

En definitiva nos da una nueva visión del Louvre.

Y ahí se me acabó el tiempo así que cerré la jornada con una vueltita por Notre Dame, por fuera ...

... y por dentro.

Al cabo de esta visita volví al aeropuerto e inicié mi viaje de regreso que duró ... casi dos dias. La buena noticia es que llegué. Espero que hayan disfrutado este cuentito.

Chau.