En Bariloche, todo como entonces. Aproveché para tomar una cerveza con un amigo al que me dá siempre mucho gusto ver, caminé un poco y comí otro poco.
¡En Bariloche les tejen pullovercitos a los árboles! Imagínense lo que no harán con las criaturas en los dias frios ...
Y así concluye este viajecito. El resto es el viaje en bus nocturno a Buenos Aires y el anticlímax de todo final de viaje. Pero en fin, ya vendrá otro viaje ...
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