Salta y Jujuy - Desde Cachi hasta Maimará

Nuestro bus corría más o menos al mediodía, así que recogía a los chicos que iban y volvían de la escuela.

Transbordo intermodal bus-burro a la vuelta del cole. Con buen tiempo, envidiable. Supongo que cuando se acerca el verano y empiezan las lluvias, no tanto.

La Poma es una región sísmica. Antes de llegar al pueblo la ruta atraviesa un gran campo de piedra pómez que lo llaman el "Campo Negro" y ahí, a la derecha del camino, se ve al volcán responsable, con sus dos cráteres.

El volcán se encuentra a unos 5 o 6 km. al sur del pueblo de La Poma, algo al margen de la ruta. Llegar al volcán no tiene problemas y, con calma, se pueden visitar los cráteres. Este es el cráter superior.

Subí faldeando por el lado sur del volcán hasta sobrepasar un poco la altura de los cráteres y bajé por un cañadón que hay en el lado norte pasando frente a los cráteres. Esta es una vista de ambos cráteres.

El pueblo original de La Poma fue destruído por un gran terremoto que causó la muerte de muchos habitantes el dia de Nochebuena de 1930. Se cuenta que en esos dias había llovido muchísimo. Pasaron entonces varios dias hasta que en Salta supieran lo que había sucedido y que llegaran los auxilios a traves de la Cuesta del Obispo, que era un barrial, de modo que parece que el sufrimiento fue muy grande.

Luego del terremoto el pueblo fue refundado en un lugar un poco al sur del pueblo original. El Pueblo Nuevo es, por lo tanto, ... nuevo. Hay almacenes, alojamiento y no demasiadas telecomunicaciones: una cabina telefónica y un sólo operador móvil.

Frente a la plaza hay una hostería bastante bien, pero yo prefiero el alojamiento Abra del Acay, de la familia Mamaní. Ahi se puede, además, comer comida casera y enterarse de las historias del lugar. (Sarmiento esq. Belgrano, a una cuadra de la plaza)

La Poma es el último pueblo del Valle. La ruta 40 continúa hacia el norte hasta el Abra del Acay y luego desciende hacia la Puna y San Antonio de los Cobres. Pero ojo, en ese tramo no hay buses.

Esta es una vista parcial del Pueblo Viejo. Ahí debajo corre el rio Calchaquí y al fondo, al pie de los cerros achatados, pasa la ruta 40.

El Pueblo Viejo, de adobe, merece ser recorrido a distintas horas del dia.

Algunas de sus casas permanecen en ruinas, como ésta ...

... y ésta otra, con su curiosa puerta que parece estar hecha con la piedra basáltica del Campo Negro, al pie de los volcanes.

Pero la mayor parte de las casas están habitadas ...

.... de hecho se puede ver un tendido eléctrico y una iluminación bastante recientes.

A esta esquina le falta alguien que tome mate en el umbral.

En los valles hay varios ejemplos de porches como este, con arcos ojivales. ¿Inmigrantes de países árabes?

Estas son las campanas de la iglesia del pueblo original. Hoy se conservan al lado de una pequeña capilla.

En realida el Pueblo Viejo parece estar en proceso de recuperación. Como ejemplo, esta casa tal como se veía en 2005 ...

... y cómo luce ahora.

2005

2013

Cada tarde, al regresar de mis caminatas, me cruzaba con esta chica que regresaba a la finca con su arreo y las compras.

Cuentan que en todas esas colinas chatas se encuentran restos de población original. En 2005 anduve por la primera de ellas y así era: había restos de viviendas y un gran sitio de enterramiento.

Por lo tanto ahora también crucé el rio y fui a pispear las colinas que están un poco más al norte.

En el camino, ruinas de viviendas y corrales de pobladores más recientes.

Aquí estuve muy tentado de regresar con algo de comida y con la bolsa de dormir a ver las estrellas desde este lugar. Otra vez será.
De paso: el cielo de invierno en esta región es increíblemente claro y más aún cuando no hay luna. Pero cuando hay luna, las piedras de cuarcita en el suelo brillan como si tuvieran luz.

Una vez más, muchos restos de viviendas originarias.

Como siempre, los sitios poblados se encuentran en lugares elevados con buena visión de los alrededores y no muy lejos del agua.

Y entonces, con unas cuantas imágenes entrañables en la cabezota, ...

... hay que seguir viaje.

De mañana tempranito, aquí estoy de vuelta al pie del colectivo con el Nevado de Acay de fondo, listo para volver a Salta.

En camino a Cachi, el colectivo cruza el rio para pasar por el pueblo de Palermo-Oeste.

En el pueblo hay un sorprendente monasterio con esta fachada impresionante. Me dijo una vez un monje que, si paraba algún dia en Palermo, fuera a visitar el monasterio donde crían y cultivan diversas cosas.

Una vez por semana bajan los monjes a Payogasta y a Cachi a vender su producción.

Pasado Cachi, el colectivo desciende la Cuesta del Obispo, ahora redecorada por una buena nevadita.

Y, por fin, la parada en el Maray y la última ocasión de comerse unas empanadas, fritas, mirando las montañas.