El artículo parece sugerir a los lectores, principalmente alemanes, que los problemas en Grecia no están resueltos después del intento de ajuste de las finanzas del estado. ¿O será un simple grito de Casandra sobre un final tan anunciado?


SPIEGEL ONLINE
agosto 18 de 2010

 

¿Entrando en un tirabuzón mortal ?

En Grecia crece la tensión mientras las medidas de austeridad se revelan contraproducentes

Por Corina Jessen desde Atenas

Las medidas de austeridad que supuestamente iban a solucionar los problemas de Grecia, están empujando para abajo a la economía. Se están cerrando negocios, caen los ingresos fiscales y el desempleo en algunas partes alcanza un increíble 70 por ciento. Trabajadores frustrados amenazan con devolver el golpe.

La fiesta de la Asunción de la Virgen María, el 15 de agosto, es la culminación del verano en el mundo ortodoxo griego. Aquí, en una de las muchas iglesias del país, los creyentes, muchos de ellos de rodillas, ruegan por la misericordia de la Virgen.

El periódico Ta Nea le recomienda al gobierno griego que haga lo mismo. El periódico dice que los líderes del país deberían estar deseando que la Virgen María opere un milagro que salve a Grecia de una crisis grave. El diario continúa sugiriendo que, a falta de una intervención divina, el otoño va a ser duro para el país mediterráneo.

Este severo pronóstico viene a pesar de los intensos esfuerzos de Atenas para poner en orden las finanzas del país. Las draconianas medidas de austeridad del gobierno lograron reducir el déficit fiscal en un casi increíble 39,7 % después de que gobiernos anteriores despilfarraron el dinero de los impuestos y falsificaron estadísticas durante años. Las medidas [de austeridad] redujeron el gasto público en un 10 % en total, 4,5 % más que lo requerido por la UE y el FMI.

El problema es que las medidas de austeridad están ahora afectando todos los aspectos de la economía del país. El poder de compra está disminuyendo, el consumo cae en picada y la cantidad de quiebras y la tasa de desempleo están en aumento. El producto bruto interno se contrajo en un 1,5 % en el segundo trimestre del año. La recaudación fiscal, extremadamente necesaria para la consolidación de las finanzas nacionales, ha caído. Una combinación de miedo, desesperanza e ira se está gestando en la sociedad griega.

Desempleo de hasta 70 por ciento

Nikos Meletis está prolijamente vestido y su auto mediano está limpio y en buen estado. Meletis se ganaba bien la vida en un astillero de Perama, un puerto enfrente de la isla de Salamis. "Ahora estoy viviendo de mis ahorros", relata el soldador de 54 años de edad, parado delante de un puerto silencioso, repleto de barcos amarrados.

Meletis es un jornalero que solía trabajar hasta 300 días por año; pero en lo que va de este año sólo consiguió arañar 25 días. Esto le proporciona 25 puntos de seguro médico, mientras que necesita 100 puntos para poder asegurarse a sí mismo y a su familia, incluyendo a su esposa enferma de cáncer. "¿Cómo se supone que pueda pagar el hospital?" se pregunta Melekis. Un seguro de desempleo de hasta €460 por mes (590 USD) está disponible durante un lapso máximo de un año, pero solamente si puede acumular al menos 150 puntos durante los últimos 15 meses.

Difícilmente se encuentre algún obrero en el distrito de construcción naval de Perama que pueda alcanzar esta condición. El desempleo en la ciudad, según un estudio de la Universidad del Pireo, oscila entre el 60 y el 70 %. Aunque el 77 % de las empresas navieras griegas indican estar satisfechas con la calidad del trabajo realizado en Perama, alrededor del 50 % mandan sus barcos a reparar a Turquía, Corea o China. Los costos en Grecia son demasiado elevados, manifiestan. El país, argumentan, sufre de demasiada burocracia y de demasiadas huelgas, con conflictos laborales que, frecuentemente, prolongan los plazos de entrega.

Perama es seguramente un caso inusualmente extremo. Pero la decadencia de los astilleros provee un ejemplo elocuente de la creciente incapacidad de la economía griega para competir. Difícilmente alguna de las industrias del país pueda equipararse con los competidores internacionales en términos de productividad y algunos expertos anticipan una caída del producto interior bruto de 4 % durante el año en curso. A título de comparación, el crecimiento pronosticado para Alemania es del 3 %.

Ventas en caída, en todas partes

El paquete de medidas de austeridad del Primer Ministro George Papandreous ha sacudido fuertemente a la economía griega. El plan incluía una reducción de los salarios de los empleados públicos de hasta 20 por ciento y la reducción de jubilaciones, además del aumento de numerosos impuestos. El resultado es que los griegos disponen de cada vez menos dinero para gastar y que las cifras de ventas se están cayendo, lo que se anticipa como catastrófico en un país donde
70 % de la producción se dirige al consumo privado.

Un paseo corto por las calles comerciales de Atenas revela la magnitud de la declinación. Una buena cuarta parte de las vidrieras en la calle Stadiou enarbolan carteles rojos donde se lee "Enoikiazetai" --se alquila. La Confederación Nacional Griega de Comercio (ESEE) calcula que 17 % de los comercios en Atenas han debido declararse en quiebra.

 

Las cosas no andan mejor en las ciudades pequeñas. Chalkidona era, hasta hace unos años, un centro de tráfico de camiones en el área de Salónica. Restaurantes de comida rápida y comercios destinados a los camioneros alineados a lo largo de las dos calles principales que se cruzan en el centro de la pequeña, triste ciudad. La casa de María Liliambidou se encuentra sobre la ruta principal del tráfico de camiones. El alquiler de una pastelería ubicada en la planta baja del edificio le proporcionaba €350 por mes, una suma que ayudaba mucho a engrosar su pensión por viudez de €320.

En estos tiempos, sin embargo, Kostas, el hombre que dirigía la pastelería y a quien la gente calificaba de "tacaño", ya no puede pagar el alquiler. También aquí, un gran cartel de "Enoikiazetai" cuelga en la fachada del comercio. Nadie quiere alquilar el local. Tampoco hay interesados para la carnicería vacía de unos metros más adelante.

Un letrero al otro lado de la calle anuncia al "Restaurant Sakis". El patrón, Sakis, aún resiste con los clientes que, de tanto en tanto, ocupan una o dos de las mesas del restaurant. "En realidad ya no hay más trabajo para mí aquí", dice un empleado albanés que en Grecia se hace llamar Eleni. "Muchos otros ya han regresado a Albania, donde las cosas no están peor que aquí. Ya veremos cuándo me toca irme a mí, también."

Sin salida

El país está preso de una depresión. Todo parece estar desbarrancándose. La espiral continúa con toda su fuerza y no se ve el camino de salida. Pero lo peor es el hecho de que casi nadie conserva la esperanza de que las cosas irán mejor algún dia.

La tasa nacional de desempleo muestra claramente esta tendencia. En 2009 era de 9,5 %. Este año podría crecer hasta 12,1 % y algunos economistas estiman que puede alcanzar 14,3 % en 2011. Pero estos son sólo los números oficiales, que son provistos por Ángel Gurría, secretario general de la Organización para la Cooperación Económica y el Desarrollo (OECD). La asociación de sindicatos de trabajadores de Grecia GSEE considera que estos números son demasiado optimistas y estiman que una cifra más probable para 2011 es 20 %. Esto llevaría el desempleo a su nivel de 1960, cuando cientos de miles de griegos estuvieron obligados a emigrar. Al mismo tiempo la capacidad de compra cayó, según la GSEE, a los mismos niveles que en 1984.

La presión se está acumulando

Menelaos Givalos, profesor de ciencias políticas de la Universidad de Atenas, apareció en la televisión alertando a la audiencia de que tiempos peores están por venir. Pronostica una gran ola de despidos a partir de septiembre, con "consecuencias sociales extremas".

"Todo está subiendo de precio, yo casi no tengo ingresos ¿y se supone que pague más impuestos para ayudar a salvar al país? ¿cómo puede eso funcionar?" pregunta Nikos Meletis, el constructor de barcos. Sus amigos, reunidos en un pequeño café en el muelle de Perama, están elevando cada vez más la voz. Todos están sin trabajo, desesperados y furiosos con los políticos que los metieron en este lío. Aquí no hay simpatía por ningún partido político y ya tampoco por ningún sindicato.

"¡Sólo organizan huelgas para servir a sus propios intereses!" grita un hombre llamado Panayiotis Peretridis. "¡Lo único que me interesa aún es mi jornal. Mi partido político es un pan. Yo deseo ayudar a mi país, denme trabajo y pagaré impuestos! Pero nuestro honor como trabajadores altamente calificados, como cabezas de familia, como griegos, está siendo arrastrado por el piso!".

"El gobierno debe enterarse de que si le quitan el pan a mi familia, yo los haré caer", dice Meletis. "¡Y no nos llamen anarquistas si eso sucediera! Somos los sostenes de nuestras familias y estamos desesperados".

Él predice que la situación sólo puede caldearse más. "Las cosas están comenzando a levantar presión por aquí", dice. "Y en algún momento van a explotar".