En septiembre de 1970 Milton Friedman escribió en The Times Magazine que "la responsabilidad social de las empresas consiste en aumentar sus márgenes de ganancia". Por esa época Harold Geneen, el presidente de ITT —en donde yo trabajaba— nos sorprendió diciendo algo así como que "el verdadero producto de ITT es el dinero" Cincuenta años después parece apropiado que recordemos esos tiempos y nuetras propias opiniones de entonces.


The New York Times, 5 de junio de 2022

Por David Leonhardt

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Nos preguntamos porqué hace cuatro décadas la desigualdad económica empezó a dispararse en los EEUU.

 

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Jack Welch en 2001, antes de su retiro.

Pura pérdida

Cuando miramos los datos históricos de la economía de los EEUU, notamos que algo cambió al final de los años 1970 o al principio de los '80: para la mayor parte de los trabajadores el ingreso empezó a crecer más lentamente y se disparó la desigualdad.

David Gelles —un periodista del NY Times que ha entrevistado CEOs durante años— dice que el mundo empresario en Norteamérica fue uno de los causantes de dicha tendencia.
David señala específicamente a Jack Welch, el líder de General Electric que se tornó en un modelo para muchos otros ejecutivos. Yo entrevisté a David sobre esas ideas que son el núcleo de su nuevo libro sobre Welch.

¿Qué cambios hubo a partir de los '80 en el mundo de las corporaciones en América, que contribuyeron a que los ingresos hayan crecido tan lentamente?

Durante décadas después de la 2ª guerra, las grandes empresas americanas se esforzaron en distribuir ampliamente sus ganancias. En el informe anual de General Electric de 1953, la empresa hablaba con orgullo de cuánto estaba pagando a sus trabajadores, cómo se estaban beneficiando sus proveedores e incluso cuánto había pagado al gobierno en impuestos.

Esto cambió con el ascenso de hombres como Jack Welch, que asumió como director general en 1981 y condujo a la empresa durante las siguientes dos décadas. Bajo Welch, G.E. desencadenó una ola de despidos masivos y de cierre de fábricas que fueron imitados por otras empresas y esta tendencia contribuyó a la desestabilización de la clase media americana. Las ganancias empezaron a fluir no hacia los colaboradores bajo la forma de mejores remuneraciones sino hacia los grandes inversores mediante la recompra de acciones. También G.E. empezó a hacer todo lo posible para pagar la menor cantidad posible de impuestos.

Usted subraya que muchos otros C.E.O.s vieron en Welch un modelo y lo emularon. Entonces, vista la fama y la riqueza que recompensaron su tarea, ¿cómo es que no hubo un Jack Welch mucho antes?

Es que se trató de uno de esas ocasiones en que un individuo excepcional en un momento crítico avanza para cambiar el mundo.

Welch era ferozmente ambicioso, competitivo y tan despiadado como no se había antes visto en la América corporativa. En G.E. él tenía el control de un conglomerado que históricamente marcaba los estándares según los cuales operaban otras empresas. Y Welch llegó en un momento en que el rol de las empresas estaba siendo reevaluado. El cambio ideológico fue captado por el economista Milton Friedman, que escribió en The Times Magazine que "la responsabilidad social de las empresas consiste en aumentar sus ganancias"

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G.E. anuncia en 1998 el cierre de su planta de Fitchburg, Massachusets.

¿Usted piensa que el método Welch fue bueno para las ganancias de las empresas y malo para los trabajadores, o finalmente malo para todos? Basándose en los problemas de G.E. post-Welch usted se inclina por la segunda posibilidad, mientras que otros autores piensan que muchas empresas prosperaron con las estrategias estilo Welch. Por mi parte sigo dudando si el "Welchismo" es una estrategia de suma cero para los accionistas o si es perjudicial para todos.

Bajo Welch, G.E. pasó de ser una empresa industrial con una base de colaboradores leales a ser una corporación que obtenía buena parte de sus ganancias por medio de su división financiera y con una relación mucho más transaccional con sus trabajadores. Esto funcionó muy bien durante su período como C.E.O. y G.E. pasó a ser por un tiempo la empresa más valuada del mundo.

Pero a largo plazo esta estrategia condenó a G.E. a la quiebra. La compañía sub-invirtió en investigación y desarrollo, tuvo que impulsar su crecimiento mediante la compra de otras empresas y su división de finanzas quedó gravemente expuesta cuando golpeó la crisis financiera. Las cosas comenzaron a desbarrancarse casi enseguida después del retiro de Welch y G.E. informó el año pasado que se subdividiría.

Docenas de otras empresas tales como Home Depot y Albertsons en las que los discípulos de Welch trataron de replicar sus recetas sufrieron suertes similares. Esto muestra que mientras que en el corto plazo el Welchismo puede aumentar las ganancias, sus consecuencias de largo plazo son casi siempre catastróficas para los trabajadores, los inversores y la propia compañía.

En los años '70 e inicios de los '80 Welch estaba respondiendo a reales problemas en G.E. y en la economía de los EEUU. Si su cura generó problemas aún mayores, ¿cuál podría ser una alternativa mejor?

Un primer paso importante consiste en reequilibrar la distribución de la riqueza creada por nuestras mayores empresas. Durante los últimos 40 años hemos vivido en esta era de primacía de los accionistas que Friedman y Welch desencadenaron. Mientras eso ocurría, el sueldo mínimo federal se mantuvo bajo. Aún hoy llega sólo a 7,25 USD y la brecha entre las remuneraciones y la productividad se sigue ensanchando.

Hay algunos tímidos signos de cambio. La crisis laboral y las presiones por parte de activistas llevó a muchas compañías a aumentar la remuneración de los trabajadores de primera línea. Algunas, como PayPal están entregando acciones a sus empleados de base.

Sin embargo para resolver estos problemas hará falta algo más que la magnanimidad de algunos C.E.O.s. Aunque yo sé que es arriesgado depositar algo de fé en el gobierno en estos días, la política puede jugar un rol: encontrar modos de hacer que las compañías pagen jornales que permitan vivir, inviertan en sus colaboradores y detengan esta carrera hacia abajo respecto de los impuestos corporativos.

Las empresas norteamericanas pueden ser competitivas y rentables cuidando al mismo tiempo a sus trabajadores. Esto fue así antes y creo que puede volver a suceder.

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Más sobre David Gelles: Nacido en Nueva York, tuvo su primer trabajo como periodista a tiempo completo en el Financial Times, en el que entrevistó a Bernie Madoff en la prisión. Su libro sobre Welch lleva por título "The Man Who Broke Capitalism". Recientemente se refirió sobre el rol de los medios ensalzando al Welchismo.