Los ingleses son gente elitista pero nada tonta, entonces parece que se preocupan por la calidad de sus élites. Como además fueron el primer país desarrollado que experimentó las políticas neoconservadoras -con M. Thatcher a partir de 1979- podría asombrar que no hayan estado entre los primeros en "indignarse". Pero además de conservadores son creativos y consecuentes, así que vale la pena observarlos. En este artículo el autor arranca con duras valoraciones de los empresarios de las finanzas y continúa con algunas cifras que avalan su británica indignación.
THE GUARDIAN
Los del 1% son los destructores de riqueza más efectivos que el mundo haya vistoPor George Monbiot En los últimos 30 años nuestra riqueza colectiva ha sido apropiada por sicópatas industriales. Es por eso que estamos prácticamente quebrados . |
Si la riqueza fuese el resultado inexorable del trabajo duro y del espíritu emprendedor, entonces cada mujer africana sería millonaria. La pretensión que el 1% de los ultra ricos reivindican para sí mismos -que están imbuidos de inteligencia, creatividad o impulso excepcionales- son ejemplos de la falacia de la autocalificación. Esto significa que uno se atribuye a uno mismo el crédito de resultados de los que no fue responsable. Muchos de aquellos que hoy son ricos llegaron ahí porque fueron capaces de capturar ciertos puestos de trabajo. Dicha captura se debe menos al talento y a la inteligencia que a una combinación de la explotación despiadada de los demás y a accidentes de nacimiento, ya que dichos puestos son ocupados de modo desproporcionado por personas nacidas en ciertos lugares y pertenecientes a ciertas clases. Los hallazgos del sicólogo Daniel Kahnemann, ganador de un Nobel de economía, son devastadores para las creencias que albergan respecto de si mismas grandes figuras de las finanzas. Kahnemann descubrió que su éxito aparente es una ilusión cognitiva. Por ejemplo él estudió los resultados alcanzados por 25 asesores financieros durante ocho años. Encontró que la coherencia de sus performances es cero. "Los resultados se asemejaban a lo que uno podría esperar de un juego de dados y no de un juego de conocimientos." Aquellos que cobraron las mayores bonificaciones tuvieron simplemente suerte. Estos hallazgos fueron ampliamente confirmados. Los mismos señalan que los operadores y los administradores de fondos de Wall Street reciben sus enormes remuneraciones por hacer nada superior a lo que haría un chimpancé revoleando una moneda. Cuando Kahnemann intentó señalar esta cuestión, fue apartado del juego. "La ilusión de la calificación profesional ... está firmemente arraigada en su cultura." Esto por lo que concierne al sector de las finanzas y su super educado análisis. Respecto de otros tipos de negocios, dígamelo usted: ¿Su jefe posee cualidades de talento, visión y capacidad de gestión superiores a los de cualquier otra persona en la empresa, o llegó a donde está a través de engaño, mentiras y prepotencia? En un estudio publicado por la revista "Psychology, Crime and Law", Belinda Board y Katarina Fritzon estudiaron a 39 gerentes superiores y altos ejecutivos de empresas británicas líderes. Ellas compararon los resultados con los de los mismos tests aplicados a pacientes del hospital especial Broadmoor, donde se encuentran prisioneras personas condenadas por graves crímenes. Respecto de ciertos indicadores de sicopatía, los resultados de los ejecutivos igualan o sobrepasan a los de los pacientes. De hecho bajo dichos criterios les ganan al conjunto de pacientes con diagnóstico de desórdenes sicopáticos de la personalidad. Board y Fritzon señalan que los rasgos sicopáticos en los que los ejecutivos sobresalen tanto se aproximan a aquellas características que las empresas buscan. Aquellos que poseen dichos rasgos poseen gran talento para la adulación y la manipulación de personas poderosas. El egocentrismo, un fuerte sentimiento del derecho propio, la disposición para explotar a los otros y una falta de empatía y de conciencia no parecen amenazar sus perspectivas en muchas empresas. En su libro "Snakes in Suits", Paul Babiak y Robert Hare señalan que a medida que las viejas burocracias empresarias fueron siendo reemplazadas por estructuras flexibles en permanente cambio y que los jugadores con espíritu de equipo son menos valorados que los tomadores de riesgo competitivos, los rasgos sicopáticos tienen más posibilidades de ser preferidos y recompensados. Respecto de este trabajo, me parece a mí que si usted tiene tendencias sicopáticas y que nació en una familia pobre, usted puede terminar en la cárcel. Pero si usted tiene tendencias sicopáticas y proviene de una familia rica, entonces usted irá probablemente a una escuela de negocios. Esto no pretende sugerir que todos los ejecutivos sean sicópatas sino expresar que la economía ha estado premiando a los talentos equivocados. A medida que los jefes se sacaron de encima a los sindicatos e hicieron prisioneros a los reguladores y a las autoridades impositivas, se destruyó la distinción entre las clases superiores productivas y las rentistas. Los máximos ejecutivos se comportan ahora como duques, extrayendo de las finanzas de sus empresas sumas que no guardan proporción alguna con la tarea que hacen ni con el valor que generan, sumas que llegan a asfixiar a las empresas que parasitan. No son más merecedores de la porción de riqueza que capturan que los jeques del petróleo.
Al resto de nosotros los gobiernos y las entrevistas aduladoras nos invitan a adherir al mito preferido: la creencia de que están penetrados por talentos sobrehumanos. Los muy ricos son presentados a menudo como creadores de riqueza, pero en realidad han explotado la riqueza natural de la tierra y el trabajo y la creatividad de sus trabajadores, empobreciendo a la gente y al planeta. Ahora nos dejaron casi en bancarrota. Los creadores de riqueza de la mitología neoliberal están entre los destructores de riqueza más efectivos que el mundo haya visto. Lo que pasó durante los últimos 30 años fue la captura de la riqueza colectiva mundial por parte de un puñado de personas ayudadas por políticas neoliberales que fueron impuestas en primer lugar a las naciones ricas por Margaret Thatcher y Ronald Reagan. A continuación los voy a bombardear con números. Lo lamento, pero estos números deben quedar tatuados en nuestras mentes: En el Reino Unido el dinero recibido por el décimo más pobre cayó un 12% entre 1999 y 2009, mientras que el dinero recibido por el décimo más rico aumentó un 37%. En su libro "The Haves and the Have Nots", Branco Milanovic intenta descubrir quién fue la persona más rica que jamás haya existido. Comenzando con el acaudalado triunviro Marcus Crassus, Milanovic mide la riqueza según el volumen de trabajo de sus compatriotas que un hombre rico puede comprar. Surge que el hombre más rico que haya vivido en los últimos 2000 años está hoy vivo. Carlos Slim podría comprar el trabajo de 440.000 mexicanos promedio. Esto lo hace 14 veces más rico que Crassus, nueve veces más rico que Carnegie y cuatro veces más que Rockefeller. Hasta hace poco tiempo atrás estábamos hipnotizados por la autojustificación de los patrones. Sus acólitos académicos y los de los medios, los centros de estudios y los gobiernos, desarrollaron una amplia infraestructura de economía basura y de adulación para justificar su apropiación de la riqueza de la gente. Nosotros quedamos tan inmersos en este sinsentido que raras veces cuestionamos su veracidad. Ahora esto está cambiando. El domingo pasado a la noche fui testigo de algo notable: un debate en la escalinata de la catedral de St. Paul entre Stuart Fraser, presidente de la Corporación de la City londinense(***), otro empleado de la Corporación, el turbulento sacerdote Padre William Taylor, John Christensen de la Red de Justicia Impositiva(****) y la gente del movimiento "Occupy London". Hubo algo que evocaba los debates de Putney de 1647: por primera vez en décadas -y gracias a que los funcionarios de la corporación aceptaron mostrarse- el poder financiero se vio obligado a responder directamente a la gente. Dió la impresión de ser un momento histórico. Los ricos indignos están en la mira y el resto de nosotros queremos que nos devuelvan el dinero. En www.monbiot.com se encuentra una versión totalmente referenciada de este artículo (en su idioma original)
NdT |
- Enlace al artículo original del Guardian |