La historia del Italiano

Cuando estábamos acampando en la Laguna de los Esquíes, a la salida del hielo, apareció por ahí un señor, solo, que hablaba italiano, llevando un par de enormes esquíes atados a su mochila y nos contó la historia siguiente:

" Estoy explorando el Hielo Continental junto con un grupo de amigos, también italianos. Esta mañana, después de levantar el campamento, caminaba cerrando el grupo cuando me resbalé, me caí y me dí un golpe muy fuerte en el hombro. Mientras me levantaba y me reponía un poco del golpe, mis amigos siguieron avanzando y cuando me dí cuenta ya no pude verlos más debido a la niebla. Desde entonces los perdí completamente y ahora ya no creo poder encontrarlos, así que lo mejor será regresar como pueda al Chaltén. Mis amigos deben estar muy preocupados por mi ausencia pero, como ellos tienen un teléfono satelital, en cuanto llegue al Chaltén los podremos tranquilizar"

Entonces el italiano se quedó con nosotros compartiendo un rincón en nuestras carpas. Como traía consigo un buen pedazo de jamón de Parma, lo intercambiamos por platos de nuestra sopa.

A causa del mal tiempo, tardamos tres dias en regresar al Chaltén. En cuanto llegamos, el italiano y los guías se pusieron en contacto con el Club Andino. Al dia siguiente, como los compañeros del italiano aún no habían regresado y que nadie conocía el número del teléfono satelital, se empezó a formar un grupo de búsqueda. Mientras tanto se supo que una señora del pueblo a quien el grupo de italianos había alquilado una cabaña había recibido un llamado de ellos. Pero como la señora no hablaba italiano ni los italianos castellano, entonces nadie se entendió y la señora se quedó con la idea de que lo que querían los italianos era reservar nuevamente la cabaña. Entonces se decidió terminar de formar el grupo de rescate y esperar hasta el dia siguiente.

Y el dia después todo se aclaró así: el grupo de italianos, después de perder esperanzas de encontrar a su compañero, decidió regresar al pueblo para pedir ayuda. Pero ... erraron el camino: después de cruzar el Paso del Viento, siguieron a lo largo del Rio Túnel hasta que llegaron al lago Viedma, muy lejos del Chaltén. Ahí los auxilió un puestero de un campo quien se puso en comunicación con la policía y les indicó cómo regresar al Chaltén.

Para mí la moraleja es que la tecnología nos hace más poderosos pero no más inteligentes. Y como el poder nos vuelve algo más tontos ...