La historia de los cordobeses

Mientras subíamos hacia el Paso del Viento en nuestro camino de regreso del Hielo, aparecieron dos muchachos que nos hicieron señas de que los esperáramos.

Cuando nos reunimos nos contaron que eran cordobeses y que formaban parte de un grupo de tres que habían subido al hielo. Durante la caminata uno de sus amigos se había fatigado mucho y no podía continuar. Entonces habían ido al refugio de Ferrari, que se encuentra por ahí cerca, donde habían dejado a su amigo para ir a buscar ayuda. Parece que no lo estaban pasando muy bien porque, según contaron, no tenían suficiente comida y el refugio estaba inundado, de modo que había que estarse arriba de las camas para no andar con los pies en el agua.

Como nuestros guías habían dejado algo de comida cerca del lugar de nuestro último acampe, en la laguna de los Esquíes, les indicaron a los cordobeses cómo encontrarla y quedamos en que, si en un par de dias no habían bajado al pueblo, entonces alguien subiría a ayudarlos. Dicho sea de paso, como los cordobeses llevaban un GPS y que yo también tenía uno, les pudimos pasar las coordenadas del depósito de comida y fué la única vez que el GPS me sirvió de algo.

Al final los cordobeses regresaron sanos y enteros al Chaltén un dia después que nosotros, lo que muestra que, al igual que con los suizos, nunca se debe subestimar a un cordobés.